Funciones y mantenimiento del filtro de combustible y filtro de polen
Tras explicar el funcionamiento del filtro de aire y del filtro de aceite, en esta nueva entrada vamos a explicar el funcionamiento del filtro de combustible y el filtro de polen, además de explicar cómo podemos saber cuando hace falta sustituirlos.
Filtro de combustible
En los vehículos de gasolina, la principal función de este filtro es evitar que las impurezas del combustible lleguen al motor, mientras que en los vehículos diesel además, eliminará la humedad y evitará la corrosión de los elementos del motor.
Por esto, el filtro de combustible es un elemento imprescindible para que el motor de nuestro vehículo funcione correctamente, por lo que es muy recomendable revisarlo de vez en cuando para comprobar si está obstruido, y en caso de que sea así, cambiarlo.
Una forma de saber si el filtro de combustible está obstruido es observar el comportamiento de nuestro motor. Un filtro de combustible obstruido puede hacer que el motor se pare en bajas revoluciones. Además, si circulamos por la autovía y le exigimos potencia al motor para, por ejemplo, hacer un adelantamiento, notaremos que el coche no responde como debería.
Si el filtro de combustible está obstruido, podemos tener serios problemas, ya que ocasionaría averías en los inyectores, en las bombas de combustible o en cualquier elemento de inyección, todos ellos de elevado coste de sustitución. Para garantizar que estos elementos no se dañen, se deberá cambiar el filtro de combustible cada aproximadamente 30.000 kilómetros.
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Filtro de polen o filtro de habitáculo
Es al que menos importancia se le da debido a que no influye directamente en la eficacia y durabilidad del motor. Su función es la de evitar que las partículas suspendidas en el aire exterior entren al habitáculo, especialmente las partículas de polen que pueden perjudicar la salud de las personas alérgicas.
Generalmente, suele estar colocado en la guantera del lado de copiloto o debajo de la luna parabrisas, y el acceso para cambiarlo, aunque depende del vehículo, suele ser sencillo.
Si el filtro de polen está obstruido, notaremos que no entra aire, o entra muy poco, por los conductos de aire del interior de nuestro vehículo, los cristales del coche se empañarán con más frecuencia o incluso tendremos olores desagradables al poner el aire, fruto de las partículas que se acumulan en el filtro de polen y contaminan el aire a su paso por él. Por lo general, el cambio del filtro de polen debe hacerse entre 15.000 y 30.000 kilómetros.