¿Qué es el termostato?
En el motor de nuestro vehículo se pueden producir temperaturas superiores a los 2000ºC en el momento justo de la combustión. Estas temperaturas son más elevadas que el punto de fusión de los metales en los que está fabricado el motor.
Por esta razón, necesitamos un circuito que se dedique a la refrigeración del motor, para evitar que estas temperaturas tan elevadas puedan fundir el metal y gripar el motor. Dentro de este circuito de refrigeración, el elemento que controla todo el circuito es el termostato, del cual vamos a hablar en esta entrada.
El termostato suele estar situado entre un manguito que va desde el radiador hasta el motor, y su principal función es mantener la temperatura óptima de funcionamiento del motor. Para ello, actúa como una válvula, dejando pasar el líquido refrigerante hacia el motor cuando necesitamos enfriarlo, y cerrando el paso cuando no es necesario.
Cuando arrancamos el motor y está frío, el termostato impide el paso de líquido refrigerante desde el radiador hasta el motor, para que este alcance la temperatura óptima de funcionamiento (unos 90ºC) lo antes posible.
Una vez el motor comienza a alcanzar su temperatura óptima, el termostato empieza a abrirse, dejando fluir el líquido refrigerante hacia el motor, de ahí al radiador donde se enfría y de nuevo al motor. Generalmente, el termostato comienza a abrirse a partir de 83ºC, alcanzando su apertura máxima a los 92ºC.
Si el termostato no funciona correctamente, el principal síntoma que nos mostrará el motor será un sobrecalentamiento, ya que el termostato no esté abriendo lo suficiente como para que el líquido refrigerante pase hacia el motor y por tanto este no puede refrigerarse.
En próximas entradas hablaremos de los tipos de termostato que existen y de las averías que pueden surgir en el termostato, así que si quieres conocer más acerca de este importante elemento, no te pierdas nuestras próximas entradas.